Opeáceo es un proyecto mío (Edgardo Sibajaraya) en un intento de mezclar mi amor por escribir, algo de informática y el fútbol.
Aunque nunca he sido un deportista o algo similar, nací en una casa donde el fútbol era un motivo de distracción y entretenimiento, nunca algo que separara o que sirviera para pelear con alguien.
Mi papá dice que le va a San Carlos y Mami (la que me heredó mi saprissismo) igualmente nunca fue ni siquiera de ver partidos.
Aun así, como todo tico, nací en una casa donde siempre hubo un balón (Pionner), donde nos reuníamos en familia para ver a la Sele y donde los miércoles o domingos alguna tele o radio narraba un partido.
Cuando fui creciendo, las mejengas se hicieron presentes; nunca fui bueno, pero hasta en un equipillo estuve. Me fue terrible y me retiré de las canchas; tenía ocho o nueve años.
En el cole ya me daba más pereza jugar: el fútbol era un deporte de los atléticos y fuertes (lo que nunca he sido), así que me fui alejando hasta casi desaparecerlo de mi vida.
Después, un día, para lograr hacer callar a un compañero de trabajo, empecé a poner la radio con programas deportivos. Funcionó: se calló. La consecuencia es que me hice adicto a ellos. Pronto no solo eran los programas deportivos, veía partidos, seguía el calendario, la tabla, las polémicas, todo.
Ahora paso (casi) todo el día emperillado: Columbia, Monumental, FUTV, TD Más, YouTube, entre otros.
Hoy, en mi casa, disfruto el fútbol con mi esposa y mi hija de la misma forma en que me enseñaron: compartiendo.
Como escritor, encontré que todo lo que rodea el Campeonato Nacional es, per se (como dicen los abogados), una novela riquísima, llena de costarriqueñismos y folclor. Me nació la idea de que todo esto es digno de compartir no solo con los que aman el fútbol, sino también con los que solo quieren chismear un rato sobre información totalmente irrelevante. Y fue como nació Opeáceo.