F.A.D.
Autor(a): Edgardo Sibajaraya
La fecha no importaba, hacía ya mucho tiempo había dejado de importar. Estaba oscuro, no se sabía si era la noche o la negra niebla, combinación de suciedad y lluvia, lluvia ácida que corroía metal, ensuciaba las calles y quemaba la piel. Las calles estaban vacías. Las personas, los pocos que quedamos, ya no salíamos o salíamos muy escasamente. Cada treinta minutos pasaban los tanques del ejército. No importaba qué familia, qué condición social, raza, sexo o edad, el que estuviera afuera sería suficiente para matarlo sin hacer preguntas. Igualmente, la muerte ya no importaba mucho, estábamos acostumbrados a perder gente todos los días. Ya no llorábamos, se había convertido en algo normal. Moríamos por decisión, por cansancio. La lucha ya había acabado, después de tanto se había impuesto la ultra derecha. No éramos nada para ellos, ni para nosotros, vivíamos por inercia. Sólo vivían bien los ricos, los amigos de los gobiernos. Todos los demás vivíamos a escondidas como un cáncer; la única diferencia es que éramos demasiado débiles y ya nunca seríamos fuerza. La resignación fue dura, pero al final nos queda el placer de que hicimos lo que pudimos. Ahora nuestra comunidad residía en un caserío gigante. A falta de encontrar una razón, habíamos inventado algo parecido a una forma de vida. Teníamos solamente un fin, una sola base: disfrutar y ser feliz hasta morir. Fue difícil al inicio, ahora era algo simple. Cada tanto salíamos a los F.A.D., una especie de bares o discotecas donde morir era una emocionante forma de diversión. Hoy habíamos decidido ir a uno nuevo que había abierto a unos 500 metros de nuestro caserío. Afuera, un letrero decía: “10% (incremental) de posibilidad de morir con cada ronda”. Sabíamos que íbamos a regresar pocos, el plan era pasarla bien. Cuando llegamos, iban por 30%. La barra servía 100 tragos, todos gratis, y treinta de esos tenían un poderoso veneno que detenía el corazón en cuestión de segundos. No se sentía malestar, solo sucedía. Limpiaron los 30 cuerpos de la ronda y la comunidad siguió su fiesta. Había pasado aproximadamente cuarenta y cinco minutos y era la siguiente ronda; nosotros la esperábamos ansiosamente. Los encargados sirvieron los 100 tragos, nos acercamos animados, todos nos veíamos las caras, podría ser la última vez. Cada uno de los 15 tomamos un vaso y a la cuenta de tres lo tomamos. Quedamos en pie ocho. Yo era uno de ellos. Las rondas continuaban: en la de 50%, quedamos cinco; en la de 60%, quedamos tres; en la de 70%, quedamos dos; e increíblemente, en la de 80% solo quedé yo. Mi grupo se había reducido solo a mí; ya no tenía amigos, a todos los recogían del piso y los tiraban a un camión que luego quemarían. No sé cómo ni cuándo habíamos perdido la humanización, o más bien ganado el privilegio de ver la muerte como algo normal, o no sé si las dos son condiciones inclusivas. El punto es que ahora era solo yo y sin más me dirigía hacia mi caserío. Me faltaban escasos 100 metros para llegar cuando empecé a sentir un estruendo, cada vez era más fuerte, y al poco tiempo pude ver que era un tanque gigante del ejército que comenzaba a divisarse en el horizonte. No quería huir, igual no valía la pena. Abrí mis brazos y seguí caminando hacia el tanque. Cuando estábamos justo al frente, nos detuvimos. La escotilla del tanque se abrió y salió una hermosa mujer, bajó por la carrocería del tanque y una vez en el piso corrió y me abrazó fuerte, tan fuerte que alcanzó a sacarme un par de lágrimas. Me sentí humano de nuevo. Lástima que fue solo una idea. Del tanque se había bajado un soldado vestido de negro y me había golpeado hasta morir. Luego subió de nuevo a su tanque y me pasó por encima. Eso había sido todo. Y tal vez se pregunte usted, ¿cómo escribo yo esto si ahora soy solamente una masa de carne y sesos derramada en el asfalto? En realidad tampoco lo sé, tal vez son solo ideas mías y escribirlas es lo que me hace feliz.
Sobre este cuento
Título: F.A.D..
Autor(a): Edgardo Sibajaraya.
Estilo(s): Ciencia Ficción. *
Estilo narrativo: Primera persona. *
Personajes: . *
Ambiente: Caserío, F.A.D. (bar o discoteca), calles vacías. *
Sinopsis: En un futuro distópico, la vida ha perdido su valor y las personas buscan emoción en la posibilidad de la muerte en bares letales. *
Tema principal: Desesperación y resignación en un mundo distópico. *
Punto de giro: El narrador sobrevive a múltiples rondas de bebidas venenosas solo para ser asesinado por un soldado. *
Mensaje o moraleja: En un mundo sin esperanza, las personas buscan emoción en la muerte; la humanidad se ha deshumanizado tanto que la muerte se convierte en un entretenimiento. *
Sentimientos: desesperanza resignación búsqueda de emoción
* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.
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