Trece con veintiuno y treinta y cuatro

Autor(a): Edgardo Sibajaraya


Me faltaba el aire, intentaba concentrarme en hacer mis ejercicios de respiración, pero nada funcionaba. Recordaba las recomendaciones de mi psicólogo, los post de Facebook de relajación, todos los videos que había visto de tranquilidad en YouTube. Y todo eso junto se me apilaba en la cabeza, lejos de ayudar, incrementaba mis niveles de ansiedad. Mis manos se abrían y cerraban al ritmo de mis latidos, mis pies desnudos se movían de un lado para otro sin ningún ritmo específico. Todo se volvía oscuro. De repente, otra vez pude escuchar el retumbo lejano, podía imaginar cómo avanzaba a toda velocidad hacia mí, hasta que llegaban las ondas terrestres y movían todo el edificio de apartamentos donde vivía. Una réplica más, no había podido recuperar nada de calma y ahora todo empeoraba. El terremoto fue en Cinchona a las 13 con 21 y 34. Desde entonces, no tenía tranquilidad. Faltaban ahora cinco minutos para las 8, la hora en que tenía mi cita con ella, pero el miedo me tenía inmóvil, ni siquiera podía ir a buscar mi teléfono. Estaba acostada en la cama desde el primer movimiento; era el único lugar donde me sentía segura. ¿Cómo se lo explicaría después? Si esta era la tercera vez que le cancelaba y la primera que lo hacía por una razón real. Ella me encantaba, pero el miedo a ser algo más me hacía siempre cancelarle. El apartamento estaba totalmente a oscuras, las ventanas abiertas, los platos del almuerzo sucios. Había un silencio interrumpido solo por el noticiero que no había terminado desde el terremoto y que me llegaba como un murmullo desde alguna (o varias) de las televisiones de mis vecinos. En un café en el centro de Escazú, ella me esperaba, miraba su reloj de mano tres veces por minuto y movía su pierna frenéticamente. Para colmo de males, su teléfono había agotado la batería. Empecé nuevamente mi rutina para tranquilizarme, como una bestia sin razón que hace una y otra vez lo mismo esperando un resultado diferente. En ese momento se me vino a la cabeza Rita Mae Brown y empecé a repasar los títulos de sus libros cronológicamente. A la quinta vuelta, mi ansiedad se había reducido considerablemente. Continué intentando acordarme algunos de sus versos. Pronto pude sentarme al borde de la cama, respiraba aliviada. Al poco tiempo me puse de pie y cuando al fin sentía que tenía el control sobre mí, corrí a alistarme para mi cita. Cuando estuve apenas lista, la llamé. Ni siquiera marcaba, obvio, me había bloqueado. No me importó, tomé mi suéter y salí corriendo. Se había hartado de esperar, revisó su teléfono solo para recordar que no tenía batería y lo tiró con odio al fondo de su bolso. Se levantó y se dirigió a pagar la cuenta. Iba despeinada, sudada, mal maquillada, mi ropa desordenada. Poco me importaba todo, quería verla. Por fin llegué, intenté corregir mi peinado y me rendí en el segundo intento. Entré y ya no estaba. Pregunté al único mesero y me dijo que se había ido hacía un rato. Salí de ahí reprochándome por ser una cobarde, echándome toda la culpa de lo que había ocurrido, sintiéndome como una basura, asimilando que nunca más la iba a poder volver a ver. De repente, un retumbo lejano me anunció otra réplica. Todas las alarmas en mi cabeza se encendieron y salí corriendo desesperadamente hacia mi apartamento, mi único lugar seguro, y cuando doblé la esquina me estrellé de frente con alguien. — Tranquila, no pasa nada — me susurró. Era ella. Pero no solo era ella, era ella sabiendo de mi pánico a los temblores, y abrazándome con fuerza. Fue ahí cuando encontré mi segundo lugar seguro. No sé si reía, lloraba o las dos a la vez. La abracé con fuerza mientras me secaba las lágrimas en su hombro y soportaba una nueva réplica.

Sobre este cuento

Título: Trece con veintiuno y treinta y cuatro.

Autor(a): Edgardo Sibajaraya.

Estilo(s): Drama. *

Estilo narrativo: Primera persona. *

Personajes: . *

Ambiente: Apartamento de la narradora, café en el centro de Escazú. *

Sinopsis: Una mujer lucha contra la ansiedad tras un terremoto mientras intenta llegar a su cita con la persona que le gusta. *

Tema principal: Ansiedad y conexión. *

Punto de giro: La narradora supera su ansiedad y sale corriendo a su cita, solo para encontrarse con su interés romántico en el camino y encontrar consuelo en su abrazo.. *

Mensaje o moraleja: En medio de la ansiedad y el miedo, encontrar un lugar seguro en otra persona puede ofrecer un inmenso alivio y esperanza.. *

Sentimientos: ansiedad miedo alivio

* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.


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