Es cuestión de dignidad

Autor(a): Edgardo Sibajaraya


Había viajado unos ciento cincuenta kilómetros hasta su destino, ahora que había llegado, sentía un cierto desprecio por todo lo de allí; una melancolía le entró en el pecho con la primera bocanada de aire costero caliente. Buscó rápidamente algún lugar fresco donde sentarse; a sus 86 años no era fácil estar de pie durante mucho tiempo. Encontró una banca de cemento, incómoda, como todas las bancas de cemento del mundo, y repasó mentalmente su plan. Terminó de hacerlo y sacó una pequeña foto de la bolsa de su camisa. Era la foto de su esposa. La contempló durante unos segundos y la guardó de nuevo, antes de que la lágrima que se formaba en la cuenca de su ojo izquierdo se deslizara por su mejilla. Se levantó de nuevo; no había tiempo que perder. Caminaba en dirección al mar, que se encontraba a escasos trescientos metros. Mientras caminaba, susurraba para sí mismo frases que lo llenaban de valor. —Sé que no te gusta esto, pero, ¿qué otra salida tengo? No me odiés, por favor, yo tengo que irme primero. La brisa le arrancó dos lágrimas que se evaporaron antes de tocar el suelo. Él se quitó los zapatos antes de tocar la arena. Estaba caliente, pero le permitía caminar. —¿Te acordás que caminamos por acá, hace un año? Dos viejos de 85, caminando de la mano en la playa, como si fuéramos carajillos. ¿Quién ha visto eso? Del bolsillo trasero de su pantalón sacó su elegante licorera. Nunca jamás había mezclado el whisky con otra cosa que no fuera hielo. Hoy sí lo había hecho. Trató de reír mientras recordaba, no lo logró. —Me acuerdo que me prometiste que me ibas a cuidar y mirá, me dejaste solo. Por eso nunca creí en ninguna promesa, de nadie, ni en las tuyas. El mar le tocó los pies; estaba frío. El contraste de temperaturas fue agradable. Agradeció al cielo y siguió caminando. —¿Qué? No, no estoy huyendo. Yo te lo advertí, dejá de juzgarme, ya ni sabés quién soy. El poderoso veneno mezclado con el escocés por fin hizo efecto. Su corazón se detuvo de golpe, no sintió nada y se desplomó en el mar. El día anterior, él había entrado a la sala donde se encontraba su esposa. Ella no lo reconoció; su enfermedad había llegado a ese nivel, al nivel donde morir es más digno que vivir. Su esposa, postrada en una cama a ciento cincuenta kilómetros de distancia, sintió cómo algo se desvanecía de su vida. Lloró, pero nadie entendió por qué.

Sobre este cuento

Título: Es cuestión de dignidad.

Autor(a): Edgardo Sibajaraya.

Estilo(s): Realismo. *

Estilo narrativo: Tercera persona. *

Personajes: . *

Ambiente: Playa, mar. *

Sinopsis: Un anciano decide terminar con su vida tras la enfermedad de su esposa, eligiendo el mar como su última morada. *

Tema principal: Amor y dignidad en la vejez. *

Punto de giro: El anciano bebe veneno y muere en el mar, sintiendo que su dignidad está intacta. *

Mensaje o moraleja: La dignidad y el amor pueden llevar a decisiones difíciles; enfrentar la pérdida y la enfermedad con coraje es un acto de amor. *

Sentimientos: melancolía resignación amor

* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.


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