Reencuentro Cuarto
Autor(a): Edgardo Sibajaraya
Había sido un día tranquilo en la oficina, conducía a casa por San Rafael de Escazú. Lo que se había ahorrado en estrés de oficina lo había perdido en la insoportable presa que se hacía, a las cinco con treinta, todos los días en ese sector. A sus cuarenta y cinco años, era algo que, cada vez, se hacía más difícil de soportar. A la altura del semáforo cerca del elitista y enfermizo Country Club, se detuvo y miró por la ventana de la izquierda como quien no lo hace. Parecía mentira: una mujer que tenía cerca de veinte años de no ver, un amor del pasado, que terminó de la mejor manera que un amor puede terminar; no bien, porque eso no existe. Bajó la ventana al mismo tiempo que ella lo hacía, los dos se sonrieron sorprendidos. Saludó con la mano y ella le devolvió el saludo. De repente, un coro de bocinas y choferes enojados les hicieron saber que hacía cero coma tres segundos el semáforo había cambiado y tenían que moverse. “Desesperados, hijos de puta”. Él aceleró de forma que ella pudiera ver las luces de su vehículo. Como pudo, le hizo saber que se iba a orillar y que hiciera lo mismo; al frente de Laureles, detuvo su auto. Ella hizo lo mismo delante de él. Se bajó de su auto y se acercó a la ventana del de ella. Se arreglaba el pelo mientras se veía en el retrovisor. Hablaron muy poco, los dos parecían muy cansados, intercambiaron números de teléfono y cada uno se dirigió a su casa. Esa noche hablaron por mensajes hasta muy tarde. Él le contó de sus hijos, su pareja, y ella de su hija y su marido, de sus padres que él tanto apreció y cuyos nombres ya había olvidado debido al tiempo. Todo fue muy agradable, sin necesidad de revivir viejos tiempos; solo se contaron lo bien que estaban cada uno con su vida, mentiras en medio. Al día siguiente, él propuso un café para el fin de semana. Ella aceptó entusiasta. Conforme avanzó la semana, la invitación a la tarde de café se convirtió en noche de vinos. ¿Quién puede decir que no a eso? El sábado en la noche, le dijo a su esposa que saldría con un viejo amigo, se despidió de sus hijos y les dijo que volvería pronto. Así sería. Mientras avanzaba de Santa Ana a Escazú, una especie de nervios le empezó a invadir la cabeza. Toda clase de pensamientos, buenos y malos, recuerdos, tentaciones, reclamos, celos, etcétera. Entró al parqueo del restaurante donde habían quedado y mandó un mensaje. Ya para entonces había decidido no verla. Él: Mejor no vernos. Ella: Mejor. Él: Nos vemos algún otro día. Ella: No lo creo. Él: Bueno. Él se dirigió a un bar cercano para bajar el trago amargo con alguna cerveza. Se sentó a la barra, las mesas estaban llenas. Ella estaba a cinco espacios de él en la misma barra y no lo sabían. Tomó unas cuatro cervezas; hubiera tomado más, pero tenía que conducir. Tomar a los cuarenta y cinco era muy diferente que tomar a los veintitantos. Se subió a su auto, miró por el retrovisor y ahí estaba ella subiéndose al suyo. Se sorprendió y se le ocurrió una idea: se iba a asegurar de que no lo olvidara. La bebida más la inmadurez que lo caracterizaba le generaron el impulso de dejarle un recuerdo. Sacó su vehículo en reversa y siguió, sin importarle que el vehículo de ella estaba ahí. Le dio en sus bonitas luces traseras y las destrozó. Ella salió rápidamente de su auto y se dirigió a la ventana con ganas de matarlo; no sabía que era él. Bajó la ventana. —No puede ser —escondía una sonrisa entre cólera y sorpresa—. Usted es un idiota. —Lo sé —le dijo con una gran sonrisa en su cara. —¿Nos vemos en tribunales? —Si usted quiere. —Así será. —Nos vemos, entonces. Ella lo entendió. Le mostró el dedo de en medio extendido mientras lo veía irse. Parecía que el auto de él le guiñaba un ojo mientras se alejaba; en realidad, era que la luz de freno derecha estaba destrozada.
Sobre este cuento
Título: Reencuentro Cuarto.
Autor(a): Edgardo Sibajaraya.
Estilo(s): Realismo. *
Estilo narrativo: Tercera persona. *
Personajes: . *
Ambiente: San Rafael de Escazú, semáforo, autos, bar. *
Sinopsis: Un encuentro casual entre antiguos amantes lleva a una noche de recuerdos y decisiones impulsivas. *
Tema principal: Encuentro inesperado y decisiones impulsivas. *
Punto de giro: Él decide no verla, pero accidentalmente choca su auto al salir del bar, revelando su identidad. *
Mensaje o moraleja: Las decisiones impulsivas pueden llevar a situaciones inesperadas; el pasado puede resurgir en los momentos más insospechados. *
Sentimientos: nostalgia nerviosismo impulsividad
* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.
Este cuento pertenece a una serie
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