¡Cuyeo!
Autor(a): Edgardo Sibajaraya
— ¿Qué suena así, ma? — Es un pájaro que se llama cuyeo. Canta solo en las noches y dicen las leyendas que si uno los sigue, lo pierde en el bosque. Tenía escasos 8 años y esa noche no pude dormir. No por miedo, yo era un niño valiente, sino pensando adónde podría llegar si siguiera a un cuyeo. — ¿Ma, puedo perseguir a un cuyeo hoy? —pregunté mientras desayunábamos al día siguiente. — No, mi amor, es peligroso, tal vez otro día vamos. Cuarenta años pasaron desde aquel episodio. Hoy en horas de la tarde fue el entierro de mi madre, y ahora, sentado en la mecedora del patio, degustando un whisky a su memoria, un cuyeo interrumpía el silencio de la noche. Entonces decidí que era hora de resolver aquel misterio. Sonreí para mí, me tomé el resto de whisky que quedaba en el vaso, arrugué la cara y me fui tras él. — Ya regreso, Fabi, voy a caminar un rato —le dije a mi hermana, que se preparaba para dormir. Era un juego de niño, qué sé yo, movido por aquella nostalgia exquisita que lo hace a uno salirse de sus zonas de confort. Crucé la calle y me quedé en silencio, esperando volver a escucharlo. A los pocos segundos lo escuché y caminé hacia él. Silencio de nuevo… pensaba en qué diría mi madre si me viera persiguiendo un pájaro en medio de la noche. Una lágrima intentaba asomarse y era suprimida con un parpadeo rápido. ¡Cuyeo! Sonaba a la distancia. Una ligera llovizna empezaba a enfriar la noche y la luz de los postes era cada vez más lejana. Mientras más caminaba, más me volvía a sentir como aquel niño curioso e inquieto que encontraba las respuestas a todas sus preguntas en la seguridad y sabiduría popular de su madre. — ¿Usted cree que me pierda, ma? —le pregunté a la nada. El cuyeo volvió a sonar y yo lo seguí. — Todavía veo la casa. ¿Sigo? Una vez más, diez pasos más. La luz del alumbrado público ahora era difuminada por la bruma que empezaba a caer y le daba a la noche un encanto un tanto tenebroso. Era mi aventura, era retar a mi madre por última vez. Escuchaba y caminaba, guiado por una sensación emocionante en el estómago, y cuando caí en la cuenta, ya no sabía dónde estaba. — ¿Ma? —susurré. Nadie respondió. Volví a ver hacía todos lados. La neblina se coloreaba de naranja, haciéndome saber que a la distancia estaba la carretera. El problema era que el naranja me rodeaba; ya no tenía claridad de por dónde volver. — ¡¿Mami?! El maldito cuyeo parecía haberse dormido y ahora la aventura infantil tomaba tintes de realidad. El frío empezaba a meterse en mis zapatos y mis manos buscaban calor en mis bolsillos. De un pronto a otro, la neblina naranja se apagó y me dejó inmerso en un negro profundo, donde no podía ver ni mis manos. Caminé un poco, regresando sobre mis pasos. — ¿Ma? —seguía diciendo yo al viento, esperando solo un poco de valentía de vuelta. Una pequeña luz blanca se encendió a la distancia. Caminé rápidamente hacia ella. Es realmente horroroso caminar en completa oscuridad; constantemente estiraba mis brazos esperando no estrellarme con algún árbol o dar un paso en falso. La luz parecía más cercana; casi corría hacia ella y parecía que ella hacia mí también. Aceleré el paso y cuando estuve a escasos metros, la luz se volvió destello, me cegó y caí de rodillas al pasto húmedo. Era niño de nuevo. Alcé la cabeza y ahí estaba mi madre, joven, llena de vida, sonriendo. Se fue acercando hasta darme un fuerte abrazo que me hizo olvidar el frío, la soledad, la noche y los problemas de la casa. Y de golpe, desperté. Estaba sentado en la mecedora del patio, con el vaso de whisky vacío y los ojos llenos de lágrimas, intentando encontrar la noción del tiempo. Cuando pasó el desconcierto, me levanté rumbo a la cama. — ¿Cómo te fue, Oscar? Vaya, acuéstese —me dijo Fabiana desde su cuarto. Me sorprendí, fruncí el ceño y revisé mis pantalones. Estaban sucios y mojados a la altura de las rodillas. Volví a ver hacia afuera y sonreí con la felicidad de un niño a quien le cumplen una promesa.
Sobre este cuento
Título: ¡Cuyeo!.
Autor(a): Edgardo Sibajaraya.
Estilo(s): Drama. *
Estilo narrativo: Primera persona. *
Personajes: . *
Ambiente: Casa familiar y sus alrededores, bosque cercano. *
Sinopsis: Un hombre adulto persigue un pájaro nocturno en honor a un recuerdo infantil, encontrando consuelo tras la muerte de su madre. *
Tema principal: Nostalgia y conexión con el pasado. *
Punto de giro: Oscar sigue el canto del cuyeo, se pierde y tiene una visión de su madre, encontrando consuelo en su abrazo.. *
Mensaje o moraleja: La búsqueda de respuestas en el pasado puede traer consuelo y reconexión con los seres queridos, incluso después de su muerte.. *
Sentimientos: nostalgia tristeza consuelo
* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.
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