Por favor no grite (Capítulo 4)

Autor(a): Edgardo Sibajaraya


Era una niña de siete años que caminaba en medio de mis compañeros de escuela formando una fila por los senderos del Parque Volcán Poás. Hacía mucho frío y caían gotitas de agua que me mojaban los anteojos y eso me obligaba a detenerme constantemente a limpiarlos. En una de esas veces, me distraje un poco y, observando fuera del sendero, vi cómo del suelo salía algo similar a una pequeña nube blanca que parecía moverse sobre sí misma, parecía esponjosa y cuando la poca luz del sol alcanzaba a tocarla parecía que brillaba. Me acerqué y me puse de cuclillas al frente de aquella maravilla. La maestra ya venía y seguro me sacaría de ahí, así que tomé la botella de agua, la vacié y eché ahí la pequeña nube. Regresé al sendero rápidamente, me limpié las rodillas y saludé a le sonreí a mi maestra, nadie se enteró de nada. Ese día llegué a la casa muy emocionada, le conté a mi mamá y le pedí a papi un frasco de vidrio grande. Lo limpiamos y puse ahí a la naciente. No hizo falta taparla, se quedó ahí. Se veía hermosa. Estaba en una mesa en la sala y, siempre que pasábamos por ahí, respirábamos profundo, llegó a convertirse en parte de la familia. Estuvo conmigo toda la vida. Sobrevivió a mi adolescencia, a mis exnovios y, por supuesto, a mi exesposo. Creo que llegó a ser mi única compañera en noches muy duras. Luego vino Raúl, mi hijo. Un día su papá me vio enseñarle la naciente a Raúl, perdió la cabeza por completo, empezó a gritarme con violencia, me empujó, tomó el frasco y lo quebró contra el piso. —Se lo había advertido —me dijo. Fue lo último que soporté. Siempre recuerdo que, mientras recogía los pedazos de frasco, tiraba mis manos a todas direcciones intentando encontrarla. Fue imposible. Raúl padre, se fue de la casa esa misma noche y nunca más lo dejé regresar. —Por las buenas o por la policía —le dije, enojada como nunca antes. Todo era bastante oscuro en esa época. Un día de tantos, años después, barriendo la casa, me distraje y, fijando la vista en una esquina alejada, pude ver aquella pequeña nube nuevamente. Al principio no lo creí. Me aclaré los ojos: era ella. Me alegré tanto que rompí en llanto. Me acerqué cuidadosamente, me puse de cuclillas y la alcé en mis manos. Nunca lo había intentado. Parecía asustada. La puse en un frasco grande y la coloqué en la mesa de la sala. La vida mejoró bastante después de eso. Raúl, mi hijo, nunca la aceptó, pero al no se metía con ella.

Sobre este cuento

Título: Por favor no grite (Capítulo 4).

Autor(a): Edgardo Sibajaraya.

Estilo(s): Realismo Mágico. Drama. *

Estilo narrativo: Primera persona, nostálgico, emotivo y simbólico. *

Personajes: . *

Ambiente: Costa Rica, desde la infancia escolar hasta la adultez; el hogar como refugio emocional y espacio simbólico. *

Sinopsis: Desde niña, doña Elena guarda un secreto que capturó en una botella: una pequeña nube viva que la ha acompañado toda la vida. Pero no todos comprenden su magia, ni todos la respetan.. *

Tema principal: La persistencia de lo invisible y lo sagrado en medio del dolor y las pérdidas familiares.. *

Punto de giro: Cuando Raúl rompe la botella y, años después, la naciente reaparece, trayendo alivio y una nueva etapa para la narradora. *

Mensaje o moraleja: Algunas cosas esenciales no pueden ser explicadas ni aceptadas por todos; pero quien las abraza encuentra en ellas compañía, fuerza y redención.. *

Sentimientos: asombro tristeza consuelo

* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.


Este cuento pertenece a una serie

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