Reencuentro Primero
Autor(a): Edgardo Sibajaraya
El sueño ya ganaba la partida, el domingo daba sus últimos respiros. De repente, su teléfono vibró. No podía ser su novia, ya estaba dormida. Repasó en su mente y no, en realidad no podía ser nadie frecuente. Buscó su teléfono. Ella: ¿Y si vamos por un café? Él: No deberíamos. Ella: ¿No lo deja la novia? Él: ¿Su novio la dejó? Ella: No tiene por qué saberlo. Él aceptó pero quería hacer bien las cosas. Lo intentaría, es una situación complicada. No debería hacerlo, cierto, pero sentía que lo tenía que hacer. Hizo una lista mental de las razones por las que debería, enlistó unas diez, pero ignoró la única verdadera: simplemente le hacía falta verla. Quedaron un viernes, a las 6, en el café preferido de él, ella lo conocía. Intentó mencionarlo a su novia, él quería hacer bien las cosas. —Me habló mi ex. Inmediatamente su expresión cambió, la sonrisa se apagó y no hubo palabras en por lo menos cinco minutos. Él rompió el silencio con una frase que sabía empeoraría las cosas: —Fue divertido. La cena se arruinó, pero él fue sincero, él quería hacer bien las cosas. El viernes, a las 5:55 por la tarde, se gastaba el último cigarro. Mientras pensaba dónde compraría el siguiente paquete, una voz que ya no recordaba con claridad le gritó desde el otro lado de la calle: —Acá estoy. Tenía más de un año de no escucharla. Una sonrisa instantánea se encendió en su rostro. Caminó hacia ella mientras pensaba “¿debo abrazarla o no?”. Ella le devolvió la sonrisa y él abrió los brazos. Se fundieron en un abrazo tan fuerte que por un segundo dejó sin respiración a ambos. Los ojos de él se poblaron de lágrimas, los de ella no. Prefirió no hablar, sabía que se le cortaría la voz. —Lo extrañaba. La volvió a ver y le dedicó otra sonrisa, todavía no podía hablar. —Está más gordo —sonrió. —Carepicha —respondió con la sonrisa—, usted también. —No me ha dicho nada y lo primero que me dice, después de un año, es “carepicha”. —Perdón, pero usted me dijo “gordo”. Se rieron. Caminaron, uno al lado del otro, hasta llegar al café. Se sentaron en su mesa preferida, la segunda del lado sur, al lado de la ventana. —Qué mierda, ¿verdad? —No es mi culpa que su cabeza guarde esos detalles. —Tampoco la mía. Hablaron mucho, tanto que cuando se dieron cuenta, los meseros habían recogido, limpiado y cerrado la entrada principal. —Es tarde. —¿Tiene que llegar temprano? —No. —¿Vamos por una cerveza? —Vamos. —Sólo si quiere. —Sí, vamos. Hablaron tanto o igual que en el café. Recordaron viejos tiempos y criticaron a sus parejas, no sin antes repetir una y otra vez que estaban muy enamorados; alguno mintió, tal vez los dos. —Es tarde. —¿Cuál es la prisa? Es la segunda vez que me lo dice. —Me preocupa cómo se va a ir para su casa. —Deje de preocuparse por mí. Sonrió. —En serio. —Está bien. —¿Tiene que irse? —No, mañana es sábado. —Vamos allá —le señaló tímidamente el hotel que se alzaba por arriba de las demás edificaciones. Él se sorprendió. La volvió a ver y se quedó en silencio, ella no le apartó los ojos de encima. Él quería hacer las cosas bien.
Sobre este cuento
Título: Reencuentro Primero.
Autor(a): Edgardo Sibajaraya.
Estilo(s): Realismo. *
Estilo narrativo: Tercera persona. *
Personajes: . *
Ambiente: Café, calles de la ciudad, bar. *
Sinopsis: Dos ex parejas se reencuentran y luchan con sus sentimientos mientras recuerdan el pasado. *
Tema principal: Reencuentro y tentación. *
Punto de giro: La propuesta de ella para ir a un hotel desafía las intenciones de él de hacer las cosas bien. *
Mensaje o moraleja: La lucha interna entre el deseo y la moralidad al reencontrarse con un antiguo amor. *
Sentimientos: nostalgia confusión deseo
* Información generada parcialmente con herramientas de inteligencia artificial.
Este cuento pertenece a una serie
Cuentos que comparten esos sentimientos
Un final falso
Una mujer, tras tres años de no hablar con otra persona, enfrenta su dolor y recuerdos hasta que una visita inesperada cambia su nocheEntre 20 y 25
Un hombre descubre la importancia del tiempo en una película durante una desastrosa segunda cita con una cinéfila obsesivaPor favor no grite (Capítulo 1)
Un oficinista común se obsesiona con una casa que guarda un secreto invisible: una misteriosa naciente de aire puro. Su búsqueda por obtenerla lo lleva a romper las reglas del mercado y a conocer a una dueña con preguntas inusuales.Comentar
Comentarios
0 comentarios en este cuento